Seis razones para ubicar el ordenador en un lugar de fácil
supervisión del hogar:
1.- Puede ser de gran ayuda en ciertas ocasiones. Sabemos que existen
situaciones de riesgo, diversas y cambiantes, y también que no todos los
menores y sus familias tienen las competencias para evitarlas y hacerlas
frente. Es una realidad en la que esta medida puede resultar providencial,
siquiera de forma casual.
2.- La supervisión es una estrategia muy flexible.
Supervisar es ver desde la distancia y nos permite adecuar ésta a las
necesidades. Que el ordenador esté en un lugar común para poder ejercer la
labor de supervisión no significa transgredir la privacidad o intimidad del
menor. Tampoco presupone la necesaria aparición de riesgos. Es, en este caso,
un simpleapoyo para la labor de protección.
3.- Se trata de una ayuda no invasiva y no limitante en sí misma. Con
frecuencia se compara la extensión de las conversaciones en las redes sociales
con las llamadas de teléfono que hacíamos al llegar a casa después de estar con
esas mismas amistades. ¿Acaso no podíamos hablar en casa por teléfono en
presencia de nuestros padres siempre que no nos escucharan la conversación?
¡Claro que sí! ¿Qué problema hay entonces en usar la Red con ellos delante sin
no leen lo que hacemos? Si hay algo que, siendo un niño, no nos atrevemos a
hacer en público quizás tampoco es imprescindible que pueda hacerse en privado,
al menos desde el hogar.
4.- Permite intervenir contra el uso abusivo. Es una preocupación
manifiesta y una realidad palpable y creciente que el abuso de la conexión a
Internet (redes sociales, videojuegos…) resulta un problema en no pocas
familias, afectando en ocasiones al rendimiento escolar y al descanso. La zona
común permite verificar estas situaciones y contribuye a controlarlas.
5.- Ayuda a la detección de problemas relacionados con Internet. Los
estudios manifiestan que, ante un problema en la Red, los menores no piden
ayuda en casa. Sin embargo, cuando lo tienen, lo manifiestan externamente como
cualquier otro. Ver sus reacciones ante la pantalla e incluso la frecuencia e
intensidad de uso de la misma puede ponernos sobre la pista.
6.- Normaliza e integra la vida online de los menores en la vida familiar.
Lejos de criminalizar la Red y ponerla bajo sospecha, puede suponer un
ejercicio de normalización. Se recomienda encarecidamente que adultos y menores
compartan el espacio digital y no constituya éste precisamente un entorno más
de disgregación. Empecemos pues por evitar los tabiques.
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