Muchas familias nos pregutamos cómo inculcar en nuestro
hijos e hijas sus hijos el hábito del estudio y del esfuerzo que son las claves
para alcanzar una formación plena. Muchos profesionales coinciden en que la
única regla es el incentivo y la motivación, y que a partir de ella se puede
crear un decálogo muy útil para que nuestros menores afronten la ardua tarea de
formarse con entusiasmo y seguridad.
1. El espacio de trabajo. Este espacio debe ser siempre el
mismo, no importa si es la mesa de la cocina o su escritorio en la habitación,
durante el tiempo de estudio es “su” lugar. Debemos tener en cuenta que antes
de sentarse a estudiar cuente con todos los materiales necesarios a mano, que
sea cómodo y que tenga el tamaño suficiente como para desplegar todos los
útiles escolares que vaya a utilizar. Importante: durante el período de
estudio, las radios, ordenadores, televisores y vídeo consolas deben estar
apagadas.
2. Disposición y seguimiento. Quizás debido al ritmo de vida
que llevan muchos padres este sea el punto más difícil. Muchas veces los horarios de los adultos no coinciden con el de sus hijos.
Un truco que pueden seguir los que no están a las horas en que los niños hacen
las tareas, es tomarse quince minutos para llamarlos por teléfono y
preguntarles qué tal les ha ido el día, recordarles que deben hacer las tareas
y acordar con ellos en que las revisarán y despejarán las dudas que haya en
cuanto regresen a casa.
3. Conocer las limitaciones de los hij@s. No todos los niños y niñas son iguales, algunos tienen la suerte de que con solo asistir a clase pueden
perfectamente aprobar y además con nota, y otros, sin embargo, necesitan
esforzase para llegar al aprobado, es importante conocer las limitaciones de
los pequeños y estimularlos para superarse.
4. Refuerzo positivo. No sirve de nada premiarlos en función de las notas. Se debe tener en cuenta
el esfuerzo realizado y el premio o el tirón de orejas tiene que ser en función
de ese esfuerzo. Una de las premisas más importantes es que estas recompensas
sean diferentes, no siempre de carácter material y por supuesto, de ninguna
forma “automática”, porque si no, al final carecerán de ningún valor.
5. Interesarse por los temas de estudio. Está demostrado que
los pequeños responden positivamente al interés de los padres por los temas de
estudio, a ellos no les ayuda que solo nos preocupen sus resultados académicos
y seguro que estos mejoran cuando los padres forman parte activa en la
educación.
6. Fomentar la lectura. El interés por la lectura no es algo
que se genere espontáneamente, el entorno de los pequeños tiene mucho que ver,
para poder inculcar el gusto por la lectura es importante que los
niños convivan en un clima de respeto y amor por los libros, pero además, es
vital que cuenten con temas y niveles accesibles. De nada vale insistir con
libros de divulgación científica a niños que adoran las historias de fantasmas
o viceversa.
7. Estado físico y emocional. Esta es una de las causas más
determinantes en el rendimiento escolar, por eso los padres deben estar atentos
a estos factores. Muchas veces los padres, con la mejor intención, llenan a los
niños de actividades que pueden repercutir negativamente en su estado físico.
Las actividades extra escolares están muy bien, pero no hay que olvidar que
para rendir hay que descansar, y que el juego es parte del
descanso.
8. La regla de oro. La capacidad intelectual no lo es todo.
Se tiende a pensar que si alguien es inteligente con eso es suficiente, pero
está comprobado que jamás puede suplir la constancia y el esfuerzo que requiere
todo proceso de aprendizaje, lo principal es inculcar en los pequeños la
cultura del esfuerzo con el que seguro tendrán buenos resultados.
9. Aprender es divertido. Este es otro punto que requiere de
un esfuerzo extra por parte de los padres. No hay duda de que el juego es lo
que más motiva a los jovencitos de la casa, pero ¿quién ha dicho que no se
puede aprender jugando? Quizás quitar tiempo al estudio formal
para cambiarlo por juegos didácticos puede ser una gran fórmula para aquellas
materias que les gustan menos, y una vez le empiezan a pillar el gustillo,
decirles: “¿ves que aprender es divertido?”. Agudiza el ingenio.
10. Favorecer la autonomía. Aprender es un proceso tanto
para hijos e hijas, como para padres y madres. No hay duda que en los primeros años escolares hay
que estar más pendientes de las tareas y exámenes, pero también hay que saber
retirarse a tiempo y esperar a que sean los niños -que ya se están convirtiendo
en adolescentes- los que nos pidan algo de ayuda. Esto no quiere decir
que nos despreocupemos (ni mucho menos) sino que pasemos a un segundo plano, si
les inculcamos la cultura del estudio, a medida que crezcan aplicarán ellos
solitos los métodos que les hemos enseñado.
Visto en Apréndelo
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