Magdalenas con problemas narra la historia de Pablo, un niño
de casi once años, alto e introvertido, al que le gusta jugar al baloncesto y
cocinar con su madre los domingos. Entre los dos hacen una magdalenas
buenísimas... y que no tienen ningún problema; en realidad es Pablo quien lo
tiene.
Hace poco se ha cambiado de colegio y tres
niños mayores le acosan. Sus burlas y malas pasadas se han convertido en la
principal pesadilla de Pablo. La situación le desborda; deja de dormir, pierde
el apetito, se desconcentra en los estudios y se encierra en su habitación y en
sí mismo para no empeorar las cosas... o eso cree él. Poco a poco descubrirá
que una de las claves para deshacerse del problema es abrirse a los que le
quieren, además de valorarse más a sí mismo y de añadir una dosis de valentía.
La amistad
con Edu, la anterior “víctima” de los acosadores; los cuidados de su abuela y
el amor y el ejemplo de su familia, especialmente de su madre, por quien se
siente “protegido, querido y respetado”, harán que Pablo se dé cuenta de que
“cuando todo está oscuro solo hay que encender la luz”.
Pese a su
edad, el protagonista de la historia se ve obligado a reflexionar sobre temas
tan importantes como el propio miedo (“el peor enemigo”), la autoestima, el
respeto por los demás o la amistad, lo que, finalmente, no sólo le ayuda a
hacer frente a sus acosadores y le da fuerza para no dejarse anular por ellos, sino
que, además, le acaba convirtiendo en mejor persona.
A través de
las reflexiones de Pablo, Magdalenas con problemas combina el
tono positivo con el que las autoras abordan el asunto, con los aspectos más
crudos del bullying: el perfil de los acosadores, de su
forma de actuar y de cómo se siente la víctima.
El acoso
escolar o bullying (intimidación en inglés) es el maltrato
físico o verbal que un chico o chica, o un grupo ejercen sobre otro. Los chicos
tímidos, introvertidos, con alguna característica física destacada (muy altos o
bajos, flacuchos o más gorditos…) suelen ser el blanco preferido por los
agresores. Estos, a su vez, suelen ser malos estudiantes y cobardes, aunque a
menudo “se hacen fuertes” yendo en grupo. La principal estrategia para que su
supuesta superioridad caiga como un castillo de naipes es no esconder la
cabeza, confiar en los padres o en algún adulto cercano y armarse de valor y de
autoestima. O al menos esta es la fórmula que proponen Ana Bergua y
Carme Sala, autoras de Magdalenas con problemas, libro con
el que Editorial Proteus estrena este mes nueva colección, Helena 7.14, con
relatos ilustrados dirigidos a niños y niñas, preadolescentes y adolescentes de
la franja de edad que da nombre a la colección.
Con la misma
sensibilidad que en su primer título, La abuela necesita besitos,
las autoras vuelven a trazar a cuatro manos una conmovedora historia, tan cruda
en su planteamiento como positiva en su resolución, ideal para compartir en
familia y en la escuela y que no dejará indiferentes a padres ni a educadores,
ni mucho menos a niños o adolescentes que en alguna ocasión se hayan sentido
acosados o a los que hayan ejercido de acosadores.
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