Está muy claro el carácter pernicioso de la LOMCE
para la educación pública española y no voy a insistir. También es evidente que
el ministro Wert se gana a pulso cada día una respuesta movilizadora
por su pésima gestión y las continuas provocaciones que realiza. Pero la ley
está sentenciada: toda
la oposición se ha comprometido a derogarla cuando haya un cambio político,
que lo habrá. Y el ministro es el peor valorado de la historia de este país en
muchos años. Es un cadáver político al que le costará salir a la calle sin que
reciba el más profundo desprecio de muchos ciudadanos por la pasión que ha
puesto en asumir el papel de villano liquidador de la cultura, la ciencia, la educación
pública. Debería darse un paseo por la Academia de Bellas Artes de San Fernando
para que le expliquen los cuadros barrocos de vanitas sobre la
fugacidad de la fama y la estupidez humana.
Los recortes y la LOMCE se merecen unas cuantas huelgas y la
movilización es necesaria para que la ley y su responsable tengan los días
contados. La Plataforma por la Escuela Pública y la Marea Verde han convocado
una consulta entre
la ciudadanía sobre los recortes y la reforma, una Huelga
General en la Enseñanza de todo el Estado y en todos los niveles
educativos, desde infantil a la universidad. También una marcha sobre Madrid
para noviembre. Pero yo esta vez no voy a participar en la movilización por
razones pedagógicas, sociales o políticas. La voy a hacer por otros motivos,
mucho más personales y más concretos. La haré:
Por D., alumna de integración, que cada vez recibe menos
apoyo y que, junto con sus compañeros de compensatoria y los que están en
riesgo de exclusión social, son los colectivos más vulnerables y en los que se
ceban los recortes; para que no dejen tirada la atención a la diversidad.
Por A., hijo de una humilde familia obrera que se merece una
oportunidad y que no la tendría si no existiera la escuela pública; porque
le han quitado la beca de libros como a otros 578.000 niños.
Por Y, alumna de bachillerato, inteligente y trabajadora, a
la que la está comiendo la moral las noticias del exilio laboral de los
jóvenes españoles titulados; para que no la pueda la desesperanza y encuentre
la motivación que le roba el sistema.
Por M., madre comprometida con la educación de sus
hijos y con la escuela pública, que confía en ella y en el profesorado y a
quien no podemos fallar.
Por J., despedido y amenazado de desahucio, que tiene
al menos el derecho a que su hija reciba una educación de calidad para que le
vaya mejor en la vida.
Por J., ciudadano jubilado que no tiene hijos ni
nietos, pero que no se pierde una manifestación de la Marea Verde; porque
tiene muy claro que la única manera de superar el atraso, la ignorancia y la
sumisión en este país es una escuela pública universal, gratuita y laica.
Por P., espléndido profesor interino de filosofía de
larga experiencia, con tres hijos, al que ya no llaman, y que estudia
ahora en un IES un ciclo de formación profesional para intentar reciclarse. Por
25.000 compañeras y compañeros que están igual de mal, porque han perdido su
trabajo en el último año, según datos oficiales.
Por JA, P, E, Ch, MA, M… y una larga lista de un maravilloso
profesorado veterano y vocacional que se jubilan como si fuera una huida;
no soportan el deterioro al que se somete a la escuela y el endurecimiento de
las condiciones de trabajo (más ratio, más horas, más burocracia…) y se sienten
despreciados y sin ningún reconocimiento por las autoridades. Es muy ingrato
que los que han dado todo por la educación salgan por la puerta falsa.
Por G., profesora joven y competente, llamada a ser el
núcleo consciente y comprometido que defienda la escuela pública en el futuro; para
que aprenda que la huelga y la unidad de la comunidad educativa es un arma para
ello.
¡Ah! y muy especialmente en solidaridad con el
profesorado, las familias y el alumnado de Baleares que han plantado cara
a un decreto disparatado del gobierno del PP, que ha creado un problema donde
no lo había y que ha hecho de la intransigencia una bandera para atacar a la
escuela pública.
Estas razones son poderosas para movilizarse. Parten de lo
concreto, ponen caras, imágenes, situaciones reales a las víctimas de los
recortes y del saqueo, a los heridos y contusos por las políticas de Wert y de
Rajoy. Todos ellos deben de ver en nosotros compromiso con la escuela pública,
voluntad de resistencia, apuesta por la calidad. Para no defraudarles, y para
no defraudarme a mí mismo, haré huelga el 24 de Octubre.
Agustín Moreno en Cuarto Poder
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