martes, 16 de abril de 2013

Atlas mundial de la igualdad de género en la educación


El Atlas mundial de la igualdad entre los sexos en la educación, es una publicación de la UNESCO que permite visualizar el recorrido educativo de niños y niñas en términos de acceso, participación y progresión, desde la educación primaria hasta la enseñanza superior. También muestra la evolución de las disparidades entre los sexos desde 1970 y cómo influyen en éstas factores tales como la riqueza nacional, la situación geográfica y la inversión en educación. Esta publicación contiene más de 120 mapas, gráficos y tablas que presentan numerosos indicadores divididos por sexos.

Cada vez se matriculan más niñas en la enseñanza primaria, lo que prueba una fuerte voluntad política relacionada con la consecución de los objetivos de la Educación para Todos.

En todas partes del mundo, las niñas han sido las primeras beneficiadas de los esfuerzos desplegados para alcanzar el objetivo de la educación primaria universal, en particular desde 1990. Dos tercios de los países han conseguido la paridad niños/niñas en la enseñanza primaria, pero el acceso a la enseñanza secundaria continúa siendo un desafío para las niñas en numerosas regiones, en particular en África Subsahariana y el oeste de Asia. Las niñas que acceden a la enseñanza secundaria tienden a obtener mejores resultados que los niños. Por consiguiente, se ha observado un aumento significativo de la presencia de mujeres en la enseñanza superior, en particular en los países de ingresos altos, donde hay más alumnas que alumnos. Sin embargo, como subraya el Atlas, estos avances no siempre aumentan las posibilidades ulteriores de las mujeres en términos de empleo o ingresos.

Para ilustrar estas tendencias, el Atlas presenta la esperanza de vida escolar en diferentes países y regiones desde el punto de vista de la igualdad entre los sexos. La esperanza de vida escolar el número de años de instrucción que un niño o una niña que entran en la escuela pueden esperar recibir. Con todo, un niño puede pasar parte de estos años repitiendo uno o varios cursos.

Los mayores progresos en términos de reducción de disparidad entre los sexos se han logrado en el sur y el oeste de Asia, donde una niña que entra en la escuela puede esperar recibir 9,5 años de enseñanza, frente a seis años en 1990. Sin embargo, los varones de esas regiones alcanzan una esperanza de vida escolar de 10,5 años. La situación es similar en África Subsahariana y en los Estados Árabes, donde las niñas en edad escolar pueden esperar recibir respectivamente ocho y diez años de enseñanza. Sin embargo, los niños de ambas regiones siguen superando a las niñas en un año de escolarización.

Es importante subrayar que estos promedios regionales ocultan considerables variaciones entre los países, en particular aquellos en los que el acceso a la educación está asociado a índices elevados de abandono y de repetición de año. Por consiguiente, millones de niñas continúan privadas de su derecho a la educación y muchas de las que tienen aptitudes para ello nunca logran acceder al secundario.

En Asia Oriental y el Pacífico, la esperanza de vida escolar de las niñas aumentó 38% entre 1990 y 2009. Por consiguiente, una niña que se matricule en primaria pasará 12 años en la escuela, algo más que la esperanza de vida escolar de los niños de esa región. Lo mismo ocurre en América Latina y el Caribe, donde las niñas en edad de iniciar la escuela pueden esperar 14 años de instrucción, frente a 13,3 en el caso de los varones.

Este Atlas refiere también la historia del formidable aumento en todo el mundo de las oportunidades educativas y los niveles de alfabetización en los cuatro últimos decenios, y en especial desde el Foro de Dakar (2000). Durante este periodo se ha multiplicado por más del doble la capacidad de los sistemas educativos del mundo (de 647 millones de alumnos/estudiantes en 1970 a 1.397 millones en 2009). El número de alumnos matriculados ha pasado de 418 a 702 millones en la enseñanza primaria, de 196 a 531 millones en la secundaria y de 33 a 164 millones en la superior. Merece la pena destacar que las niñas, aunque en gran número de países y regiones sigan desfavorecidas en el acceso a la educación, tienden a mostrar mayores tasas de permanencia y a obtener mejores resultados que los varones una vez incorporadas al sistema educativo. Otro aspecto importante es que todos los países tienen dificultades de uno u otro tipo en el terreno del género, lo que incluye situaciones en que los varones se ven de alguna manera desfavorecidos.

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