El partido de hoy ha sido un anticipo de la intensidad que nos esperaba el resto de la mañana, que de emociones hemos estado sobrados, y es que si algo ha sido es emocionante.
Un día más, nuestro equipo de baloncesto ha derrochado
trabajo y ganas en el campo de juego, y lo que es mejor aún, demostrando que
creen en sus posibilidades y en sí mismos, algo en lo que son campeones. Pero hoy
todo parecía especial y ya desde el primer momento las sensaciones que tenían y
las que nos hacían sentir a los padres y madres que les acompañamos eran muy
buenas, y es que nos han hecho sentir algo que no tiene precio, y es que ver la satisfacción dibujada en la cara de un hij@, no tiene precio, ver las miradas de complicidad entre compañeros y compañeras, tampoco lo tiene, ver como se apoyaban unos a otros y otras a unos, menos aún, y esta mañana nos han regalado esto y mucho más.
Con un inicio de partido bastante igualado, hemos ido acabando todos
los cuartos con ventaja en el marcador, y con los niños y las niñas cada vez
más segur@s de sí mism@s, peleando cada rebote, cada tiro, cada jugada, sintiendo
como la victoria estaba cada vez más cerca, viendo como lo estaban haciendo posible, y
hemos visto como la ilusión se reflejaba en su caras. Desgraciadamente en
el último momento, con error arbitral incluido y honestamente reconocido (un diez para el árbitro en esto y en todo lo demás),
el sueño se nos escapó, se nos escapó por dos puntos, dos puntos que habrían hecho de esta
mañana redonda, redonda entera.
Casi fue posible en lo deportivo, pero en lo humano tenemos
que estar muy orgullosos de las niñas y niños del equipo de baloncesto del Méndez, porque cada día que juegan nos dan una lección de
constancia, trabajo, ilusión y ganas, muchas ganas, y en eso es muy difícil ser
campeones y ellos y ellas demuestran que lo son cada sábado que salen a jugar, gracias, y...
¡Enhorabuena Campeones y Campeonas del Méndez!
No hay comentarios:
Publicar un comentario