Hemos descubierto un blog que nos ha parecido maravilloso, se
llama “Por el Camino de las Emociones” en el que Monica Silvina Martinez, su
autora, comparte su experiencia y los recursos que emplea para trabajar la
Inteligencia Emocional con su alumnado de educación infantil, y los
impresionantes resultados que consigue con ellos. Nos ha parecido todo un
hallazgo, no dejéis de asomaros por este blog, merece la pena.
Esto es lo que ella cuenta en el blog:
Estoy convencida de que el trabajo en clase con las
emociones arroja resultados muy satisfactorios. Ayudar a los pequeñ@s a
ser más tolerantes, colaboradores, participativos, empáticos, respetándonos, y
aprendiendo a trabajar en grupo son algunas de las metas que se pueden
conseguir con Programas de Educación Emocional. Este blog surge con la idea de
compartir mi práctica docente en el ámbito de la inteligencia emocional con
maestr@s de diferentes ámbitos. Aún me queda un largo camino por recorrer...el
camino de las Emociones no se acaba nunca...
En este blog intento reflejar parte de las actividades que
realizamos en clase. Y digo parte porque las emociones de l@s pequeñ@s siempre
están a flor de piel, y se manifiestan diariamente: cuando trabajamos con la
plástica, con la música, jugando en el patio y resolviendo conflictos que
surgen, cuando dialogamos en la asamblea y contamos qué cosas nos
pasan, etc.
Las actividades de inteligencia emocional las llevo a cabo paralelamente a
otras como el acercamiento a la lecto-escritura, el conocimiento matemático, el
desarrollo motriz y demás áreas que se desarrollan en las aulas de
Educación Infantil.
El desarrollo emocional (abordado como un área de aprendizaje) no es
incompatible con las competencias que pretendemos que alcancen nuestro alumnado. Ojalá llegué el día, que desde los Organismos oficiales, se incluya en
los lineamientos curriculares. Pero hasta que llegue ese momento, tenemos la
libertad de elegir nuestras prácticas y por ello elijo con firmeza y
convencimiento estrategias que apuntan a la Inteligencia Emocional.
"El mejor hombre no es nunca aquél que fue menos niño,
sino al contrario: es aquél que cuando llega al trigésimo
año
de su vida encuentra reunido en su corazón
el maravilloso tesoro de la infancia"
Ortega y Gasset
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