sábado, 17 de mayo de 2008

Parque El Capricho


RUTAS VERDES / PARQUES MADRILEÑOS / 1 (Autor: Alfredo Merino. El Mundo)
Por los desconocidos rincones del Parque de El Capricho
Es uno de los más singulares espacios verdes madrileños y, pese a su reducida extensión, encierra muchos secretos
Singular como ninguno y olvidado como pocos, El Capricho es la joya de los parques madrileños. Desconocido durante décadas, pisoteado en la guerra civil y abandonado desde entonces, todavía conserva pequeñas maravillas. Tantas que, a pesar de que sólo tiene 14 hectáreas, su recorrido colmará las expectativas del visitante más exigente.
La plaza del Capricho da paso a una amplia avenida flanqueada por cipreses, tan finos y altivos como las columnas de los Enfrentados o Duelistas, que se esconden entre ellos. Allí mismo, la carrera ondulante de una ardilla conduce hasta el puente de hierro que cruza un arroyo. En el otro lado se encuentra la exedra, uno de los monumentos más singulares del parque. Llamada plaza de los Emperadores, fue decorada a finales del XVIII. Este conjunto escultórico fue concebido como fuente y se llegó a llamar Fuente de las Columnas. Arruinado por el paso de los tiempos, no fue hasta 1987 cuando el Ayuntamiento procedió a su rehabilitación. Para entonces, muchos de sus ornamentos escultóricos ya habían desaparecido, como señala la vieja foto que, desde un panel anexo, enseña su primitivo estado. Desde aquí, un cuidado paseo lleva al Palacio, a través del parterre, donde se encuentran el estanque y la fuente de los Delfines, así como las singulares gruta y fuentes de las Ranas. La rehabilitación de esta zona mantendrá durante un tiempo cerrada esta parte del jardín.
Desde el conjunto, conviene encaramarse hasta lo alto de una inclinada pradera, hasta un destacado templete. En el césped y bajo un sol ya de verano se desparraman decenas de visitantes. Al pie del prado, hay un senderillo que permite contemplar los trabajados jardines que conducen al palacio. A su lado, una subida nos lleva sobre el búnker, que se construyó durante la guerra.
Más allá de sus chimeneas y entre los macizos de arbustos, se esconde el que, tal vez, sea el más singular elemento de este capricho de parque. Se trata del Abejero. Construido antes de 1794, combina la suntuosidad de su decoración interior, desaparecida, con la originalidad de poseer una serie de colmenas incorporadas a una de sus fachadas. Desde el interior podía contemplarse la actividad de los panales a través de unos cristales que cerraban las colmenas. Los jardines que rodean el edificio contenían las más variadas plantas de las que se alimentaban los himenópteros. Sería más que recomendable que ahora que se procede a su rehabilitación, este elemento recuperase su primitivo y didáctico fin.
El estanque
No muy lejos está el estanque de las Tencas. A su lado aparece una ría, en cuya superficie florecen los jacintos. Nace este riachuelo artificial a los pies de la antigua casa del Artillero y del fortín de ladrillos que se extiende por un breve majano. Una amplia pradera desciende a un riachuelo que debe cruzarse por un puentecillo situado a la derecha, que da acceso al lago, justo a la altura del llamativo embarcadero.
Se sigue bordeando esta masa de agua, en cuyo centro, una isleta tiene una cascada con un monumento erigido en honor al tercer duque de Osuna. El estanque se abre en diminutas rías, cabos y ensenadas y, tras pasar a los pies de la montaña artificial, da paso a una ría que termina en el Casino del Baile. Ahora lo ocupan gansos y patos, pero antaño tuvo un uso más romántico. Por ella, los invitados de los duques de Osuna accedían navegando hasta el Casino. Bajo las escaleras del edificio, todavía se conserva la fiera figura de un jabalí. El armonioso edificio fue levantado sobre el pozo que alimenta la ría y el lago. Fue una de las últimas construcciones en erigirse. De forma octogonal, destacan los relieves de las cuatro estaciones del año, situados sobre las sobrepuertas. Tras el Casino se encuentra el jardín de las Flores, desde donde se inicia un descenso que lleva hasta la entrada. Pero antes, aguarda la última sorpresa del parque. Se trata de la rústica Casa de la Vieja. Antojo de la duquesa de Osuna, reproducía una vivienda campesina. Hoy, desgraciadamente, está cerrada. Su interior estaba decorado con aperos de labranza.


Datos prácticos
Historia.- Fundado por la duquesa de Osuna, doña María Josefa Alfonso Pimentel, comenzó a construirse en 1787, culminándose en 1839. Tras la muerte de los duques, pasó por diversas manos, hasta que es declarado jardín artístico en 1943. Desde 1974 es parte del patrimonio madrileño.
Situación.- Alameda de Osuna, pegado a la Avenida de Logroño. Muy próximo al Parque Juan Carlos I.
Transporte.- Metro Campo de las Naciones. Autobuses 101 y 105.
Cómo llegar.- Situado junto a la M-40, vía que puede utilizarse para acceder al mismo. En ese caso, tomar la salida 8, Avenida de Logroño. Una vez fuera, girar en la rotonda bajo la autovía de circunvalación, cruzar bajo la vía del tren y, allí mismo, a la altura del primer semáforo, girar a la derecha. A 200 metros se encuentra la entrada.
Horario.- Sábados, domingos y festivos, de 9.00 a 18.30 horas, entre el 1 de octubre al 30 de marzo, y de 9.00 a 21.00 horas, del 1 de abril al 30 de septiembre.
[Visto en: http://www.elmundo.es/2000/03/25/madrid/25N0059.html]

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