domingo, 10 de febrero de 2008

Jornada continua o partida (1)

Este breve artículo se publicó en el periódico
El Mundo, en 2000. [Visto en: http://www.blogger.com/[Visto%20en:%20http://aula2.el-mundo.es/aula/noticia.php/2000/02/09/aula950041347.html]]






EL DILEMA

Jornada continua o jornada partida

Siempre se ha debatido el horario de clase de los escolares. Es difícil compaginar los horarios de los niños con los de los padres, pero es necesario hacerlo para fomentar la comunicación familiar. Aun así, hay varias opciones.



/ Mª LOURDES SANZ

La jornada escolar debe planearse en función de las necesidades de las familias. Actualmente, uno de los problemas más graves que sufren los escolares es que apenas se relacionan con sus padres.

Instaurar la jornada continua supone que los niños entren en el colegio a primera hora de la mañana y salgan a las tres de la tarde, es decir, que los padres pueden llevar a sus hijos al colegio y recogerles a la hora de comer. Con la jornada partida, se priva a los escolares de la comunicación familiar al mediodía, lo cual es básico si tenemos en cuenta que por las tardes los chavales se dedican a sus cosas, haciendo vida más o menos independiente, según las edades.

Llegar a las cinco de la tarde supone que el niño, nada más llegar del colegio se tiene que poner a estudiar, sin ningún descanso. Los padres no pueden ir a recogerle a esa hora tan incómoda, y el único momento en el que se puede reunir la familia al completo es la hora de la cena... si es que los hijos aguantan hasta la noche, que es cuando sus padres (si éstos trabajan que suele ser lo más habitual) se reúnen. La jornada continua supone que el día se divide en dos partes: por la mañana se va al colegio y por la tarde se puede hacer vida familiar. Si se organiza de esta forma, se puede aprovechar más el tiempo. Esto no significa que los niños tengan ocho horas de clase sin ningún tipo de descanso o recreo. Hay tiempo para relacionarse con los amigos, para estar con la familia y para hacer alguna actividad extraescolar, algo fundamental para ellos.

NO / AMAYA GARCIA

Las necesidades educativas son cada vez mayores y toda decisión que se tome a este respecto deberá estar orientada a satisfacer los intereses y necesidades de los jóvenes. Con este planteamiento podemos esgrimir varios argumentos contrarios a la jornada continua.

En primer lugar, la organización y los ritmos influyen en el aprendizaje de los alumnos. Son necesarios intervalos de tiempo que permitan al alumno descansar y así recuperar la atención. En este punto es fundamental el tiempo para la comida, pues el exceso de horas que separa el desayuno del almuerzo se nota en el rendimiento lectivo. En la mayoría de los sistemas educativos europeos existe el corte de comida. Eso sí, algo más breve que en nuestro país.

En segundo lugar, no hay que restar importancia a los recreos. En ellos los jóvenes aprenden cosas tan fundamentales como en las clases: relaciones sociales, amistad, afectividad... Los juegos y las actividades que se realizan en los patios contribuyen a la formación humana de los jóvenes.

Por último, hay muchas familias que no podrían atender a sus hijos si éstos saliesen de la escuela en un horario distinto al actual. Habría que ofrecer actividades en los centros (idiomas, deportes...) que cubriesen esas horas que antes se ocupaban en las clases. Además deberían de ser gratuitas para que nadie fuese excluido de ellas por su nivel económico. Sin duda alguna, la jornada continua no significaría una mejora ni a nivel educativo ni a nivel social.

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