Una de las mayores preocupaciones de los padres es el
futuro profesional de sus hijos e hijas. Las nuevas generaciones cada vez están mejor
preparadas y tienen más formación que las anteriores. El mundo es cada vez más
competitivo y los padres son conscientes de la importancia de la formación para
el éxito profesional.
Sin embargo, cada vez hay más estudios que demuestran que no
todo el éxito profesional se decide por la formación. Hay otros recursos
emocionales que no solo contribuyen a este éxito, sino que más bien lo
determinan. Pero queremos dar la importancia que se merece a cada una de las
variables: una buena elección en la formación por un lado e inteligencia
emocional por otro.
¿Cómo podemos ayudar a elegir bien a nuestros hijos?
La elección de la profesión es algo importante y complicado.
Los que ahora son niños, cuando se incorporen al marcado laboral, pasarán más
de treinta años de su vida haciendo la actividad que elijan para la cual se han
formado, por lo que la elección de la formación tiene una importancia crucial.
Las decisiones que contribuirán a la elección de la
profesión que el niño tendrá cuando sea mayor empiezan muy pronto. Por ejemplo,
las primeras elecciones tienen que ver con las actividades extraescolares que
se realizan en primaria.
Los padres pueden tomar varias posturas a la hora de
aconsejar a sus hijos. Pueden fijarse en qué le gusta al pequeño, o pensar en
qué actividad le puede venir bien para el futuro.
Hay padres que directamente eligen por sus hijos. Hay niños
que no piden hacer una actividad extraescolar concreta, pero los padres le
apuntan. Uno de los motivos puede ser querer que el pequeño aprenda alguna
habilidad que le puede venir bien; otro que se divierta; y en ocasiones, los
motivos tienen más que ver con los deseos propios del adulto, esto es: el papá
o la mamá necesitan reparar un deseo propio no cumplido en su infancia.
Hay veces que a los padres les hubiera gustado jugar al
tenis, tocar el piano o hacer gimnasia rítmica cuando eran pequeños, y no pudo
ser, y entonces apuntan a sus hijos para vivir esta actividad a través de los
hijos.
Esta opción en sí misma no es mala. Lo importante es no
perder de vista si el niño quiere hacer esa actividad o no. Hay veces que los
papás se muestran tan entusiasmados que los niños no manifiestan su descontento
con la actividad porque sienten que defraudarían a sus padres y esto los
pequeños lo suelen llevar mal.
En otras familias, los peques plantean directamente que no
quieren ir y aún así, los padres insisten. En estos casos recomendamos siempre que
decidan los pequeños. Hay muchas cosas a lo largo de su día a día que los
pobres no pueden decidir, que para ellos es una obligación y nadie les ha
preguntado si les parece bien o no, como son ir al colegio, hacer los deberes,
estudiar, y tareas que en ocasiones se les pide en casa, como recoger su
habitación, hacer su cama, etc.
Por lo tanto, creemos necesario que ellos puedan tener una
actividad elegida por ellos y esta puede ser la actividad extraescolar. Les
hará sentirse importantes y podrán conectarse con sus propias necesidades y
deseos, lo que les hará conocerse más a sí mismos. En este sentido no es
importante si cada año cambian de actividad. No sólo tienen que saber lo que
les gusta, también es importante que se conecten con lo que no les gusta. Y hay
cosas que hay que probarlas para saber si a uno le gustan o no.
Eligiendo de mayores
En etapas posteriores ya tienen que empezar a decantarse por
unas asignaturas o por otras. Letras, ciencias, artes, etc… Y como elección más
importante está la formación universitaria.
Sin duda es una opción difícil. En este caso el criterio
puede ser de varios tipos. Hay personas que eligen en función de lo que se
les da bien. Hay estudiantes que tienen facilidad para los números, la visión
espacial, etc, con lo que optarán por asignaturas de ciencias, y otros alumnos
que tienen más facilidad para las letras optaran por esta rama.
Otro criterio es “lo que más salidas laborales tiene”.
Bueno, es un criterio más, pero piensen que van a pasar mucho tiempo de su vida
haciendo esa tarea, así que más vale que le guste, porque si no, se va a hacer
muy pesado el camino.
Otra opción consiste en elegir lo que a uno le gusta. Este
criterio, sin duda, es el más útil. Porque este es el que mejor predice el
éxito profesional. Puede ser que a un chaval se le de bien una disciplina, por
ejemplo, el dibujo, pero que no le guste, que no lo disfrute. Si le gusta más
otra opción como puede ser la historia, la decisión que más éxito laboral predice
en este caso sería la historia. ¿Por qué?, porque cuando a uno le gusta lo que
hace, lo disfruta y lo transmite, hace las cosas con ganas y con cariño y esto
es lo que convierte una actividad laboral en exitosa.
No sólo la buena preparación, sino las ganas con las que el
profesional hace y defiende su tarea es lo que va a determinar que la persona
llegue lejos en su profesión o no. Y esto es aplicable a cualquier ámbito, en
cualquier profesión.
Por lo tanto, recomendamos a los padres y a las madres que escuchen,
que recojan información sobre lo que les gusta a sus hijos. Y que cuando los
pequeños hagan comentarios sobre lo que quieren, no se les juzgue ni se les
critique. En positivo siempre.
Es común oír en consultas de psicología manifestaciones de
pacientes que dicen: “Elegí esta carrera porque tenía muchas salidas, pero no
me gusta nada y lo estoy pasando fatal porque a mí lo que me encanta es
otra cosa”. O “Elegí esta carrera porque me dijeron mis padres que me iría
bien, pero a mí no me gusta y no sé qué hacer porque lo estoy pasando fatal”.
Por lo tanto, la pregunta que consideramos mejor orienta y
mejor predice el éxito profesional es: “¿Hijo, a ti qué es lo que más te
gusta?”.
Visto en El Confidencial
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