sábado, 10 de noviembre de 2012

Hoy Me Siento Artista, Hoy Me Siento... Picasso


Si te gusta dibujar al puro estilo picassiano disfruta con este programa de dibujo. Fácil de utilizar y dispuesto para que puedas expresar tu creatividad.

Pablo Ruiz Picasso, conocido como Pablo Picasso, fue un pintor y escultor español, creador, junto con Georges Braque y Juan Gris, del movimiento cubista.

Picasso fue un niño que pinto como un adulto y después un adulto que quiso pintar como un niño. ¿No te lo crees? Adivina de quién son estas son frases:

"Cada niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo un artista una vez que hemos crecido"

"Me llevó cuatro años pintar como Rafael, pero me llevó toda una vida pintar como un niño" 

Efectivamente son de PICASSO, él tenía una sensibilidad extraordinaria para valorar los dibujos de los niños y en general el Arte Infantil.


Si todavía estuviera vivo y nos tuviera que contar qué hizo y porque, quizás lo habría hecho así:

Mi nombre es Pablo Ruiz Picasso y nací en la ciudad española de Málaga en 1881.

Desde pequeño me gustó la pintura y mi padre, que era profesor y pintor, guió mis pasos.Los toros y las palomas, que eran sus pasiones, poblaron los dibujos de mi infancia hasta los trece años. 

"Entonces me dió sus colores y su pincel y no volvió a pintar nunca más".

El café “Los cuatro gatos” en Barcelona, era mi sitio ideal. Allí conocí a varios de mis grandes amigos, poetas y pintores, diseñé menús para el café y realicé mi primera exposición a los 19 años.

El ansia de libertad que necesitaba mi comportamiento impulsivo lo encontré en el bullicioso Paris del año 1900. Mi gran amigo Carlos Casagemas me siguió en la aventura y, juntos, conocimos los artistas, las obras, pinturas y esculturas y los movimientos “modernistas” del momento ¡Había tanto por aprender!


Por desgracia, la muerte repentina de Carlos me llenó de tristeza y, buscando un color que expresara mi pena, comencé a pintarlo todo de azul. Representando figuras estiradas, solitarias, pobres, hambrientos, calladas, sin relacionarse unas con otras. Desarrollé un estilo propio, firmando mis cuadros con el apellido de mi madre. 
Al poco tiempo me enamoré y empecé a pintarlo todo en tonos rosa: pasteles y brillantes. 



Pasaba horas en un circo, próximo a mi casa y luego en mi taller pintaba las familias de arlequines, saltimbanquis, acróbatas… 

Una cafetería me compraba los cuadros y los colgaba en sus paredes. 
Descubrí la fotografía, imprenta, modelado y escultura y esto me llevó a buscar otro modo de representar los objetos y las personas. El pintor Georges Braque me acompañó en la creación de un nuevo movimiento en la pintura EL CUBISMO, donde las figuras se convierten en formas geométricas. 

Una de mis pasiones fueron los retratos, pero ya se había inventado la cámara fotográfica por lo que, parece que inspirado en las máscaras africanas, comencé a pintar las caras de perfil y de frente a la vez: colocando ojos, nariz, labios, donde me parecía.




Durante los años de la Guerra Civil española, Picasso pintó un mural donde mostraba al mundo entero la destrucción y el dolor que las guerras provocan. “Guernica”, 1937. 


Las bombas (sol con bombilla) caen sobre la ciudad. Las casas se rompen, se incendian. Las mujeres huyen al monte con sus hijos en brazos. Los hombres (el soldado) en el frente de la batalla caen heridos y la flor que lleva en la mano se marchita (como la vida).

El caballo herido con la lanza y la joven que se asoma a la ventana con un quinqué insistiendo al toro (la barbarie) ¡basta! Pero ésta vuelve la cabeza hacia el otro lado, no queriendo saber nada. La paloma (entre el toro y el caballo) no se ve bien, no se hace caso a la paz.

Este cuadro de gran dimensión, puede admirarse en el Museo “Centro de Arte Reina Sofía” junto con “Mujer que llora” y “Cabeza de caballo”. 

Al estallar la II Guerra Mundial, me trasladé con mi nueva familia, Françoise y mis hijos pequeños a la Costa Azul, en Francia.

El mar Mediterráneo me cautivó. Rodeado de sol y de tranquilidad, disfruté de una manera de pintar como los niños. 




Retomé mi tan querido tema de mi infancia: las palomas. Una de ellas se convirtió en 1949 en el símbolo mundial de la Paz. 

La cerámica fue otra de mis pasiones. Mi taller se llenó de platos, jarrones y pájaros de barro. 

Debido a mi popularidad, Cannes se llenó de curiosos para admirar de cerca al “genio” Picasso, me abrumaba, dada mi avanzada edad. Me retiré a un castillo en plena campiña y me casé a los 80 años con mi última mujer Jacqueline, a la que pinté en distintos estilos. 

Exposiciones y homenajes por todo el Mundo celebraron mi noventa aniversario. En Barcelona se inauguró el Museo Picasso con gran éxito. Dos años después, mi vida acabó, como empezó, a la orilla del mar.

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